Pero con el nuevo siglo, la magia empezó a desvanecerse. Las dudas sobre la consistencia de la nueva economía se multiplicaron, y los peores augurios en torno a la creación de una burbuja tecnológica acabaron confirmándose con graves crisis de los mercados bursátiles, con escándalos como los de Enron, WorldCom, Parmalat y otras corporaciones. Avanzada la década, el mundo entró en una era de crisis económica y financiera sin precedentes, en la que la información y los medios económicos han jugado un papel fundamental.
La calidad del periodismo económico se ha convertido en un factor esencial de la crisis. Para muchos medios, la nueva situación ha supuesto un redescubrimiento de un ámbito informativo que durante demasiado tiempo ha estado relegado al interés de públicos muy especializados. Para el periodismo y los periodistas económicos, esta nueva situación plantea un buen número de retos e interrogantes, que están generando un creciente corpus de reflexiones sobre las luces y las sombras de esta actividad, y sobre su impacto en la vida pública -más particularmente, en el comportamiento económico de los individuos, los mercados y los gobiernos-.
A los desafíos profesionales se han unido también los retos empresariales y tecnológicos, que han condicionado y seguirán condicionando la calidad de este tipo de información en los medios generalistas y en los especializados. La universidad, tanto en España como en el extranjero, se ha hecho eco cada vez más de estas realidades, tanto desde el punto de vista de la formación de profesionales como desde la perspectiva de la investigación. En esa tarea, la Facultad de Comunicación (Fcom) de la Universidad de Navarra ha desempeñado un papel pionero y protagonista, tanto en la formación de profesionales como en la investigación en este campo.