Varios diarios de los EE.UU - Bloomington Pantagraph (Illinois), Los Angeles Times, Chicago Tribune, Rocky Mountain News (Denver), Atlanta Constitution, Orlando Sentinel, Newsday, Providence Journal, Orange County Register, El Paso Times o Poeria Journal han sido los últimos -, han anunciado en las últimas seis semanas que van a dejar de publicar o a reducir las páginas dedicadas a los listados de cotizaciones. En España, El Economista ha seguido la tendencia publicando no más de un par de páginas. Y otros, como New York Times, se lo están pensando. En todos los casos, han exportado esa información a sus versiones digitales.
La explicación es muy lógica: los inversores suelen ser personas con suficiente dinero como para conectarse a internet desde casa y pueden comprobar el estado de sus inversiones en tiempo real. ¿Para qué esperar 24 a que aparezcan en papel? Y es que, aunque siempre existen lectores que critican el recorte - ¡pago lo mismo por menos información! - las ventas parecen no resentirse con la medida. Obviamente, el traslado de los listados a internet ha reducido considerablemente los costes a los editores, que en el último año habían aumentado más de un 15% en los EE.UU.. Y lo que quizá sea mejor, los directores pueden destinar parte de esas páginas a información que realmente interese al lector.
En el fondo, lo que subyace es un cambio en las estrategias de las empresas periodísticas - como lo han demostrado New York Times y USA Today al fusionar sus redacciones-. De una primera fase de competencia entre las versiones online y las impresas, se ha llegado a una segunda fase de cooperación e integración, derivada de los cambios en los hábitos de consumo de los lectores: para un sector que pierde lectores de manera sangrante, los crecientes ingresos publicitarios en la red abren una puerta a la esperanza: en el 2005 los diarios online ingresaron por publicidad un 30% más hasta los 2.1oo millones de dólares (cifras de Newspaper Association of America). Es cierto que todavía el papel sigue siendo la principal fuente de ingresos de las empresas editoras, pero los datos del sector son los que son: menos lectores, menos ventas y más costes.
A esto se añade la creciente tendencia de una parte de los lectores de pagar por contenidos ofrecidos en la red realmente valiosos: Dow Jones, que lideró el pago por suscripción al WSJ.com, comenzó a vender en enero de este año suscripciones al web de Barron's. Desde entonces, ha conseguido 45.000 suscriptores de pago, que están dispuestos a pagar entre 20$ a 79$, según modalidades.
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