
"BK fue nombrado director del WSJ en 1941. Tenía 32 años. El diario era un desastre: vendía 33.000 copias y perdiendo. Cuando BK murió, en 1967, era joven: 59 años. Y el WSJ vendía 1,1 millones de ejemplares.
BK advirtió que la radio y las agencias hacían cada vez más inútil pagar por el tipo de información que el WSJ imprimía: cotizaciones de bolsa. Y esa nueva tecnología significaba que los lectores ya conocían los hechos básicos a medida que ocurrían. Había que avanzar cambiando. BK dijo a su gente: "No tiene que ser de ayer para que sea noticia" e insistió en que la gente estaba mucho más interesada en qué pasaría mañana más que en lo ocurrido ayer."
"En fin, BK hizo lo que muchos directores de diarios son hoy incapaces siquiera de plantearse. Porque se dedicaba al periodismo, no a los diarios o al poder o a los bombos mutuos. Le interesaba la gente, no su gente. E hizo un magnífico negocio de todo ello. Por supuesto."
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