En los prolegómenos de la mil veces profetizada extinción de los periódicos en papel, especialmentente de los económicos, el nacimiento del nuevo diario El Economista en febrero de 2006 supuso un soplo de aire fresco en el negocio. Quizás no tanto en el ámbito de los contenidos, ya que a decir verdad su capacidad de influencia en las clases dirigentes politicas y financieras y su penetración en el mercado no parece haber despegado.
Pero lo que sí es indiscutible es su calidad visual y su diseño, patente cada día gracias a sus estupendas portadas. En mi opinión, las que con mayor regularidad mantienen su calidad y capacidad de sorpresa diaria en los quioscos patrios.
La doble de hoy es otra muestra de ello.
Todo el comentario, aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario